Que no, hombre que no era magia que eso es cosa de mujeres, que era sexo y ya está. Que sí, que conozco a la chica de toda la vida, que llevamos currando juntos 4 años y sí, que era atractivilla pero no mucho, que era graciosa a veces, pero no mucho, que sí, que me caía bien pero tampoco tanto. ¿Entonces que coño pasó anoche? ¿Por qué está ahora durmiendo en mi cama mientras yo tecleo esto en mi blog? Que no es magia joder, que eso es cosa de mujeres, que no, que fue anoche, que al salir del curro nos quedamos los de siempre a tomar cerveza, que para eso era viernes, que nos pasamos, como muchos viernes, de la cerveza y tapas al café y copas. Después algunos dijeron de ir a una discoteca que abre temprano. Que yo no bebí cubatas joder, que yo soy fiel a la cerveza, que además deja menos resaca, y me cuidé muy mucho de tapear tortilla de papas que siempre asienta mejor el estomago.
Bueno sí, me alegró que la chica se viniera a la discoteca, pero también es cierto que durante las primeras cervezas, en el bar de al lado del curro, no le eche ni puñetera cuenta. Pendiente como estaba de la maciza de presupuestos que al final se fue con el capullo del adjunto. Es un capullo pero tiene pelas hasta en los empastes. En la discoteca lo de siempre, Manolo exhibiendo las tres clases de salsa que aprendió por youtube y yo con el pesado de Pepe pidiendo una cerveza tras otra y escuchándole las penas de recién divorciado. A ella empecé a echarle cuenta cuando la vi bailar. Que no joder que no sentí nada. Ni mariposas en el estomago ni saltos en el corazón. La chica baila bien, bueno, pero a mí me llamó la atención que bailaba como para ella, sin echar ni puta cuenta a los cuatro o cinco babosos, entre los que no me cuento, que la miraban sin pestañear.
La cosa cambió cuando Pepe por fin se fue a mear la cerveza y la mala leche y ella se sentó a mi lado. Yo no sabía que decirle y juro que no había magia y que tenía que ser sexo. Vamos que me tuvó que poner a cien el baile porque empecé a hablarle siguiendo el método de “Sex Code”. Primero me hice el interesante contándole la última montaña que subí y como casi muero de hipotermia, después seguí con mi repertorio de premios de fotografía, novela corta, etc… que sí que algunos los gané en el colegio pero con no mencionar la fecha la cosa cuela. A ella parecía no impresionarle nada de lo que le contaba. Yo sigo pensando que yo nada más quería echarle un polvo, por eso me descoloqué cuando me sonrío y comenzó a hablarme al oído, por que la música estaba muy alta, y para mi que por que a ella le daba la gana de acercarse y jugar a susurrarme en mi oreja.
Que no sé muy bien que pasó. Que recuerdo la cara de complicidad de Manolo, la cara de indignación de Pepe y algún comentario del resto cuando ella y yo nos fuimos juntos. Recuerdo darle mi dirección al taxista pero que fue ella la que pago. Recuerdo subir a mi piso pero juro por Dios que no nos enrollamos nada más llegar. Ella sugirió tomarnos un té y yo con la borrachera hice uno de los peores tés que he hecho en mi vida. Recuerdo que poco a poco la borrachera se me fue pasando, que sorbo a sorbo comencé a verla de otra forma. Recuerdo que hablamos de todo y de nada... del sol, hablamos el sol, pero si a mi el sol siempre me ha importado un carajo. Pues juraría que hablamos del sol durante horas, de su luz, de su calor, de las tonalidades, de los colores. Que esto tuvo que ser pura atracción sexual, la magia entre personas es cosa de mujeres y yo soy un hombre. Pero recuerdo que una vez ella me miró muy fijo y a mi se me paro el corazón un segundo. Que supe que mi vida había cambiado, que ya nada sería igual, que esa mujer de repente era para mi más real que todo lo que había vivido hasta entonces, que me sentía más vivo de lo que jamás me había sentido.
Recuerdo que fue ella la que primero me besó a mi y sí, fuimos a mi cama y sí, hicimos el amor, y sí, se puede decir que tuvimos sexo, pero no, no se puede decir porque aquello no era sexo, era otra cosa y no, no era magia, que eso es cosa de mujeres… pero yo sentí, sentí tanto que creí que me partía en dos. Sentí el sol en su sexo.
Ahora ella duerme en mi cama y yo estoy aquí escribiendo en mi blog a ver si me aclaro, a ver si me entero de lo que ha pasado, que no joder, que no es magia, que tuvo que ser sexo… pero joder entonces porque dejo de teclear de vez en cuando solo para oírla respirar? Porque estoy deseando que se despierte solo para mirarla a los ojos? Porque me siento el pecho como si lo tuviera lleno? Debe de ser algo sexual, no es magia, seguro que no, seguro que es otra cosa… dejo de escribir, la he oído moverse, creo que se va a levantar y no puedo pensar en nada que no sea estar a su lado.
Teniendo en cuenta que un par de cervezas de más pueden ser mágicas y que el baile puede provocar sentimientos místicos (que a mí siempre me sonó a magía) y que el sexo igua no es magia, pero el amor sí, cureo que te has enamorado; solo así se puede ver "el sol en su sexo"
ResponderEliminarMuy buen relato